- Estaba tranquilamente por ahí, de verdad ni sabía donde estaba exactamente, parecia un lugar bastante tranquilo, las aves cantaban, no habia mucho sol, y tampoco mucho ruido. Me gustaban los dias así, con algo de ocio me senté debajo de un árbol a disfrutar la briza que pasaba en esos instantes, miré alrededor, al parecer el lugar estaba decierto. Cerré los ojos un segundo, relajandome más de lo que estaba.

-Escuché lo que habia dicho con atención, él... Él tenia razón, mucha razón, este era el lugar ideal para relajarse un poco de la vida de ninja, no emití ningun sonido hasta que terminara de hablar, ví donde estaba él apenas.

- Me llamo, Hi-hinata.-Dije con un tono suave y algo nervioso, aún no estaba seguro de quién era por no haberle visto bien.- T-tú.. ¿Cómo te llamas?.-Dije intentando sacar el nerviosismo de mi tono de voz, algo que nunca habia conseguido y dudo que lo conseguiria siquiera.-

- Escuché lo que habia dicho lo que hizo que me sintiera mal por haber sacado el tema, miré hacía donde estaba el lago y dí un largo suspiro, pensando.

- Perdóname, no queria...-Dije intentando explicarme aunque habia fallado totalmente.-Me gustaria conocerte.-Dije con tranquilidad y lo miré.- Si eres un Hyūga, creo que somos algo así como primos o hermanos lejanos. No lo sé.- Reí un poco y miré de nuevo al lago.-

-Gracias.-Dije y le miré quizá no se parecia a mi, pero.. Me relajé un poco más disfrutando de el clima, no me gustaban mucho las 'guerras' y 'batallas' era más una chica de entrenamiento, ya que no queria que le hicieran daño a la gente que más me importa.

- En realidad, este lugar me gusta mucho, apesar de que es la primera vez que vengo por estos lares.-Dije miré el árbol que estaba detrás de mi, sus hojas eran un color rosado que me llenaba totalmente de tranquiliad.-

-No tienes porqué agradecer, no he hecho nada.-Reí un poco y le miré.- Nunca debes arrepentirte de lo que ha pasado, de otro modo no podrás saber que futuro te espera.-Le sonreí. Y le miré, al parecer ya se iba, cuando me dió ese beso en la mejilla, la sangre se me fué alojando en las mejillas provocando un sonrojo, aún no lo conocia bien, además de el asunto de mi timidez lo explicaban al verle irse sólo pude decir.- Adiós.-